Saltar al contenido
Inicio » Blog » Mindfulness » Gestión de Estrés » Desde el intelecto hacia la emoción

Desde el intelecto hacia la emoción

Casi todos sabemos desde la razón que es lo que deberíamos hacer para no sufrir estrés, pero también casi todos reconocemos los síntomas físicos o de conducta que el estrés causa en aquellos que tenemos próximos ya sea en el trabajo o en la familia, pero casi nunca reconocemos los propios.

Por qué?

Porque una cosa es el conocimiento racional e intelectual y otra muy distintas es el conocimiento o sabiduría emocional.

Nosotros nos observamos a nosotros mismos a través de una óptica muy especial y con unas lentes deformadas a nuestra conveniencia.

Nos auto engañamos constantemente, y utilizamos mil y una trampa para no reconocernos a nosotros mismos tal y como somos, o tal y como estamos en cada momento.

Por qué hacemos esto que además suele ser de modo inconsciente?

Generalmente porque tenemos miedo, miedo de encontrar en nosotros sensaciones, comportamientos o emociones que no nos gustan, que a lo mejor no consideramos “social o políticamente correctas”.

No nos sentimos a gusto con nosotros mismos, o consideramos que si realmente fuésemos sinceros no encajaríamos con lo que los demás piensan y dicen que debemos ser o actuar.

Por eso es necesario que recurramos a la ayuda de alguien ajeno. Porque como dice una amiga “Recetas doy que para mí no encuentro”

Esta amiga de la que comento esta frase, es terapeuta, y como dice ella conoce todos los instrumentos necesarios para cambiar su modo y forma de afrontar el mundo, pero desde la razón, y no es capaz de trasladar esos conocimientos a la emoción, a su ser más profundo.

Cuando le recomendamos a otros lo que deberían hacer, todos somos sabios, pero sin embargo casi nunca aplicamos dichas recetas en nosotros mismos y por ello nos perdemos gran parte de los beneficios que dichos conocimientos podrían aportarnos a nuestra vida.

Es tan difícil el auto análisis, la auto observación y la atención al cuerpo y a la mente propia.

Requiere un trabajo y una voluntad constante, requiere caídas y tropezones, pero también requiere que te lo plantées de modo serio.

Y casi nunca suele ser así, hasta que llevamos un susto a nivel de salud.

Por desgracia hasta que nuestro cuerpo no dice “basta”, no somos capaces de parar el mundo y bajarnos.

A esta amiga que ahora está sufriendo este susto, todo mi ánimo, mi aliento y mi mano extendida, porque lo importante no es cuantas veces te caigas, sino cuantas te levantas.

Solo deseo que te repongas pronto para estar ahí como siempre para lo que necesites.

ANIMO, QUE SALDRÁS MARÍA.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Victoria Ambrós.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde Programa Destres

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad