En la oficina, o cualquiera que sea el lugar de trabajo habitual de cada uno de nosotros, se puede sufrir un trastorno más contagioso que la gripe, y no es otra que el ESTRÉS.
De hecho las actitudes y comportamientos de las personas que sufren estrés, las acaban mimetizando todos los del entorno y no solo laboral sino también familiar.
Cuando uno está estresado se produce un cambio de carácter y de comportamientos que no solo afectan a la personas que lo sufren sino que afecta a la relación que esta persona mantiene con todos los que le rodean.
Se crea un ambienten de tensión excesiva y sin motivos, que acaba generando tensión en todas las situaciones y no solo en aquellas que pueden producirlo de una manera más directa.
De hecho con motivo del Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, que se celebrará el 28 de abril, UGT Y CCOO presentaron un manifiesto en el que advierten de la magnitud de un trastorno, el estrés, que en 2005 ya afectaba al 22% de los asalariados de la Unión Europea, según el Observatorio Europeo.
Y también según esta noticia, las políticas de prevención de riesgos psicosociales en nuestro país no se llevan a cabo ni se están tomando en serio.
Y en realidad no sólo es una pena por el sufrimiento que causa, sino que además es causa de la baja productividad dentro de las empresas y del bajo rendimiento de sus trabajadores.
Ya que no hay desmotivación más grande que la de no estar a gusto en el trabajo que es donde más horas de nuestra vida pasamos.