La respuesta biológica al estrés se refiere al mantenimiento de la homeostasis en presencia de desafíos reales o percibidos.
Este proceso requiere de numerosas respuestas de adaptación que implican cambios en los sistemas nervioso central y neuroendocrino e inmune.
Cuando una situación es percibida como estresante, el cerebro activa los circuitos neuronales que vinculan muchos centros que participan en las funciones (sensoriales, motoras, autonómicas, neuroendocrinas, cognitivas, emocionales) con el fin de adaptarse a la demanda.
Sin embargo, está claro que la desregulación de estas respuestas fisiológicas al estrés pueden tener graves consecuencias psicológicas y fisiológicas.
Los grupos de investigación en el Departamento de Neurobiología del Instituto Weizman están estudiando la neurobiología del estrés y las emociones, centrándose en los genes específicos y los circuitos cerebrales, que están asociadas con, o alterado por, problemas de comportamiento o fisiológicas