Aunque el estrés puede producirse en situaciones laborales muy diversas, a menudo se agrava cuando el empleado siente que no recibe suficiente apoyo de sus supervisores y colegas, y cuando tiene un control limitado sobre su trabajo o la forma en que puede hacer frente a las exigencias y presiones laborales.
A menudo existe confusión entre presión o reto y estrés, y a veces se utiliza para disculpar prácticas directivas inadecuadas.
Debido a las exigencias del entorno laboral de hoy, es inevitable que exista presión en el trabajo. Un nivel de presión que el trabajador@ considere aceptable puede incluso mantenerlo alerta, motivado y en condiciones de trabajar y aprender, dependiendo de los recursos de que disponga y de sus características personales.
El estrés aparece cuando esa presión se hace excesiva o difícil de controlar.
El estrés es una reacción adaptativa que nos permite reaccionar adecuadamente frente a una situación amenazante.
Cuando el estrés se prolonga en el tiempo o es muy intenso, es perjudicial para la salud.
Así comenzaba el informe de la OMS(Organización Mundial de la Salud) elaborado y publicado en el año 2004, como resultado de la colaboración del Instituto de Trabajo, Salud y Organizaciones de la Universidad de Nottingham, y por el Centro temático de la Agencia Europea sobre estrés laboral.
Y según Jim Collins:
Una empresa consciente mide su éxito por el nivel de bienestar que proporciona a las personas a las que su vida afecta.