Relataré a continuación las experiencias en primera persona contadas por sus protagonistas, cuyos nombres he cambiado, sobre como vivieron su experiencia vital producida por el estrés.
Ana , mujer, 35 años, empresaria.
Me aparecieron algunas calvas en la cabeza, se me habían caído mechones de pelo y en mi cabeza tenía calvas redondas como una moneda donde no tenia pelo; fui a la farmacia para ver si había algo para evitar que se me siguiera cayendo el pelo y para favorecer su nuevo nacimiento.
Como la solución que me prescribieron no me hizo efecto, decidí ir al dermatólogo quien me confirmó que efectivamente las calvas se debían al estrés.
Lo más llamativo es yo no me sentía tensa, ni estresada y cuando la farmacéutica me dijo que el problema seguramente se debía al estrés no le creí.
Andrés, 40 años, directivo y especialista en TIC´S
Yo viví una crisis de ansiedad fortísima conduciendo por la Castellana de Madrid. Lo recuerdo como uno de los momentos más desagradables de mi vida, quince días de baja, y a la vuelta amenza con quitarme el proyecto que estaba gestionando si volvía a demostrar debilidad.
Desafortunadamente, en demasiados casos se tira de pastillas para reducir el efecto de la ansiedad, pero se obvian las causas.
Andrea, 35 años, trabajadora social.
“Yo estaba en un momento de atasco de mi vida…. mi cuerpo se quejaba con tremendas migrañas de que algo le estaba agobiando y mucho.
En el tiempo que llevo practicando yoga (3 años hace ya), las migrañas han desaparecido, pero este no es el único beneficio, encuentro en las clases ese momento en el que me encuentro conmigo misma y con mi cuerpo, con la serenidad que el día a día no nos deja tener….me siento mucho más flexible, mucho más fuerte, mucho más constante…. y hasta mis hijos me dicen que desde que practico Yoga estoy de mejor humor!”
Marivi , 39 años, directiva sector industrial.
“Recuerdo que la crisis de ansiedad me dió cuando iba conduciendo al trabajo, de repente y sin tener ningún motivo concreto empecé a llorar y no era capaz de parar”, cuando estaba llegando y me disponía a aparcar me surgió una tremenda sensación de angustia y decidí en aquel preciso instante que no podía presentarme en el trabajo así.
Dí la vuelta, llegué a casa cerré las persianas y me metí en la cama, no quería saber nada de nadie. Resultado 1 año de baja y depresión mayor.
Entonces decidí que tenía que cambiar, busqué ayuda profesional y comencé a practicar yoga. Eso cambió completamente mi vida y mi visión de lo que tenía y quería hacer a partir de ahí.
Estas son historias reales de personas que sufrieron las consecuencias del estrés, y lo llamativo es que ninguna de ellas eran conscientes de la presión que estaban soportando hasta que su cuerpo les dió una tremenda sacudida de atención.