La caja de resonancia donde se transmite y amplifican las consecuencias del estrés no es ni más ni menos que NUESTRO CUERPO.
Cada vez que el estrés hace mella en nuestra mente, en nuestro estado nervioso se produce un reajuste orgánico de nuestro cuerpo, es decir nuestro organismo se prepara para aguantar la embestida de la amenaza percibida.
En el dibujo podéis ver como es la curva de activación que se produce cuando percibimos una situación como amenazante y da igual que esa amenaza sea real o sólo valorada como tal por nosotros.
Esto lleva a nuestro organismo a producir un cambio hormonal importante.
Se incrementan considerablemente los niveles de adrenalina, lo que hace que todo nuestro organismo bombee más sangre al corazón para permitir una mayor resistencia al impacto para el cual nos preparamos, y esto estaría bien si fuésemos cazadores en peligro de muerte, pero no si somos personas del siglo XXI que vivimos en una sociedad civilizada y que en el día a día nuestra vida física no corre peligro lo que produce es una activación innecesaria y dañina a la larga.
Pero nuestro organismo no lo sabe, y sigue incrementando además la hormona de cortisol que provoca entre otras cosas una bajada del sistema inmunológico.
Si esta activación continúa de manera constante es cuando nuestro cuerpo por si mismo dice basta, y comienza a resentirse, ya que al igual que ninguna máquina puede ser activada al 100% constantemente, nuestro organismo tampoco.
Puedes ver con amplitud en el siguiente artículos las principales consecuencias del estrés en nuestro cuerpo