Estaba escuchando un audio libro que supongo que todos ya conocéis pero si no fuese así os dejo el link:
La Brújula Interior de Álex Rovira, y una de las cartas que escribe justamente menciona el título de este post, vivimos con el sentimiento de urgencia permanente y creo que es importante dejar de sentir esa urgencia aun cuando tengamos que trabajar con prisa.
La urgencia es una sensación interiorizada que muchas veces nos hace correr sin necesidad. Otra cosa es ir de prisa cuando es necesario; que no es siempre.
Hay una gran diferencia y no solo de matiz, sino de emociones, cuando tengo una sensación de urgencia interior da igual lo que tenga que hacer, siento la necesidad de no parar, de estar siempre ocupada para así poder dejar de sentir la urgencia, pero esta es una falsa creencia que crea en nuestro interior un círculo vicioso.
En realidad muchas veces creamos la urgencia como excusa para no ser conscientes de nosotros mismos y es así por distintas circunstancias o por un conjunto de ellas, pero en la mayoría de las veces es porque nos da miedo llegar a vernos en el interior, en la calma, en la observación.
Hoy estaba con una alumna que tiene mucha dificultad para centrarse en la observación de la quietud y que necesita constantemente buscar el porqué de todo y estar hablando sobre todo lo que le pasa por la cabeza, pero no se permite a sí misma fluir con su respiración.
El hecho de tener que observarla la pone nerviosa porque su mente está acostumbrada a estar siendo estimulada desde el exterior y cuando la apartamos de dichos estímulos, al igual que un drogadicto siente la abstinencia, nuestra mente se siente ansiosa cuando la apartamos de dichos estímulos.
Lo mismo sucede con la urgencia, una vez hemos alimentado ese hábito interior y repetido en innumerables ocasiones ya no somos capaces de detenerla, no al menos que nos entrenemos y desandemos el camino trazado.