Gestión de estrés, un aprendizaje vital .
Empecemos por aclarar que el estrés es una respuesta de nuestro organismo que facilita toda una serie de adaptaciones físicas y mentales para la supervivencia en momentos críticos en los que tenemos que hacer frente a un peligro vital.
Esta definición es importante porque el término estrés en algunos momentos ha perdido su significado.
El estrés es positivo «Eustrés« cuando es una respuesta adaptativa a un determinado momento de peligro vital, o de demanda mental extra.
En este caso nuestro organismo y nuestra psique, están perfectamente preparados para poner en marcha todos los recursos necesarios para salir airosos del peligro, evento, pelea, examen, entrevista, etc.
El estrés es negativo «Distres» cuando se mantiene en el tiempo y es desadaptativo.
Una vez finalizado el evento o acontecimiento estresor, nuestra mente continúa dándole vueltas al evento o también cuando a pesar de ser de baja intensidad se convierte en crónico y permanente. En este momento deja de ser un recurso adaptativo y pasa a ser desadaptativo y perjudicial.
Este estado de distres, requiere de un esfuerzo constante de nuestro organismo en buscar el equilibrio, en un proceso que está en constante acción y que recibe el nombre de «Alostasis» .
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Este proceso alostático, por el cual nuestro organismo produce cambios de comportamiento fisiológico en busca del equilibrio interno, tiene un coste muy alto y a medio o largo plaza producirá un desajuste fisiológico que en muchos casos derivará en patologías de muchos tipos como:
- Trastornos cardíacos.
- Alteraciones dermatológicas.
- Alteraciones digestivas.
- Dificultades en el sueño.
- Falta de concentración.
- Dificultades de memorización y un largo etc.
En cuanto a alteraciones a nivel de conducta, el distres mantenido genera dentro de las organizaciones:
- Falta de entendimiento.
- Mala comunicación.
- Falta de compromiso con los resultados.
- Ausencias frecuentes.
- Bajas laborales.
- Desbordamiento y bajo nivel de cooperación en los equipos.
- Bajo nivel de rendimiento físico e intelectual.
- Errores más frecuentes de lo debido.
- Olvido de compromisos o tareas.
Dicho esto, ahora podemos abordar ya la importancia de la gestión de estrés en las organizaciones como una «Necesidad Vital«
Si en entornos con alta exigencia no se facilitan herramientas para la gestión de estrés, se está perdiendo la oportunidad de generar bienestar a nivel de salud física y también a nivel de salud mental y de bienestar organizacional.
Por otro lado, es importante señalar que la gestión de estrés, en del entorno laboral está dentro de la«Prevención de Riesgos Psicosociales» y dentro de la formación bonificable por Fundae.
¿Qué podemos hacer para revertir ese estado de estrés constante o desadaptativo?
El primer paso es reconocer que el nivel de estrés que estamos sosteniendo, no es saludable.
El primer paso es identificar que el nivel de estrés que estamos sosteniendo, no es saludable.
Si no soy capaz de percibirlo, no voy a pensar en gestionarlo ni voy a considerar adoptar prácticas y actitudes diferentes.
Te pongo un ejemplo:
Ayer participé en un networking, cuando le explicaba a otra participante a qué me dedicaba, en un momento determinado pensando que el estrés es solo el momento álgido de demanda física o intelectual, me dijo que estaba pensando en recomendarme a su novio porque le vendría bien lo que le podía enseñar.
Al poco tiempo, cuando le conté que también es perjudicial el estrés mantenido de baja intensidad porque se convierte en crónico, entonces se sorprendió y me dijo:
UPS!!! creo que estás describiendo mi día a día y tendré que ponerme a observar en serio todas las repercusiones del estrés.
Una vez que empiezas a darte cuenta de cómo el estrés te afecta, a ti o a tu equipo de trabajo, la organización, al grupo familiar, es necesario empezar a tomar acciones concretas como por ejemplo:
Sobre la actividad diaria laboral o personal:
Hay acciones que suman, acciones que restan y acciones que hunden. Por lo tanto empieza a distinguir entre ellas para después clarificar qué acciones suman y decidir cómo te vas a desprender de las otras.
Sobre la actividad física y mental.
Te sugiero algunas prácticas sencillas:
- Puedes cada día programar algunos avisos, cada 2-3 horas que te recuerden dirigir la atención mental a tu postura corporal para enderezar tu espalda, relajar los hombros y abrir el pecho.
- Lleva la atención en tu respiración, para realizar varias respiraciones conscientes por las fosas nasales de forma lenta y sin forzar.
- Toma consciencia de las zonas de tensión que puedas tener para aflojarlos.
Todos los días, ya sea por la mañana al levantarte, por la tarde o por la noche:
- Dedícate unos minutos para cerrar los ojos, adoptar una postura cómoda pero activa ya sea sentado o tumbado, sin forzar tu espalda y dirigiendo la atención a tu cuerpo.
- Explora las sensaciones corporales, explora el ritmo de tu respiración y observa toda la actividad mental que surja sin pretender que desaparezca. Deja que tu mente se centre en el aire que entra y sale por tus fosas nasales.
Te puede interesar también poner en práctica una Meditación guiada como ésta que te propongo, aunque en el canal de programadestres encontrarás más prácticas con distintas duraciones.
Si te surgen dudas sobre cualquier aspecto o quieres introducir estas prácticas en tu organización no tienes más que dejarme un mensaje a través del formulario:
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