En días pasados tuve el inmenso placer de compartir unos talleres sobre los efectos del estrés en las personas y las organizaciones y cómo la práctica de Mindfulness puede ser un instrumento poderoso para generar atención y bienestar.
A lo largo de 2 días los participantes que quisieron se inscribieron en los horarios de la formación que quisieron a través de la intranet de la empresa.
Y fue una experiencia maravillosa, porque desde el primer taller hubo una energía de interés y de aprendizaje en los asistentes.
A medida que iba pasando la mañana en los siguientes talleres, se había completado el aforo total en todas las sesiones porque la idea de bienestar se fue extendiendo de unos a otros trabajadores.

Por supuesto la asistencia era voluntaria y estaba encuadrada en los actos organizados para la celebración del 8M y sin distinción de género, participaron hombres y mujeres.
En total más de 130 personas han asistido a esta formación pensada y creada para la ocasión.
Al final de cada taller, surgieron preguntas como éstas:
¿Cómo traslado la práctica de mindfulness a mi vída cotidiana cuando en mi casa tengo una discusión difícil?
¿Cómo la práctica de atención a la respiración me puede ayudar a estar presente?
¿Hay algún ritmo de respiración que me ayude a calmarme en momentos de mayor intensidad emocional?
También se acercaron muchas personas para darme las gracias porque habían disfrutado de la práctica y habían experimentado la sensación de calma al final de la sesión.
Me resultó muy gratificante el comentario de un participante y te lo cuento:
Quiero agradecerte que me hicieras pensar. Hasta ahora siempre aprendí a responder de forma automática para ahorrar tiempo en mi vida por el entrenamiento que he recibido.
Y a través de las explicaciones y los ejercicios que has compartido, me he dado cuenta de que puedo actuar desde otro espacio, desde una decisión pensada y no automatizada.
He de contar también que la experiencia de recibimiento por parte de las personas responsables de la formción ha sido exquisita y cuidada y no solo eso.
Pude percibir que el ambiente de trabajo era de bienestar entre las personas que asistieron y también de las que me crucé durante mi estancia en sus intalaciones.
Como curiosidad, desde el parking o desde el comedor hasta la sala de la formación, me crucé con varias personas, que me saludaron amablemente y lo más curioso, no iban mirando el móvil.
No puedo más que dar las gracias a la dirección por esta oportunidad de trasmitir mis conocimientos y gracias a Mónica y Elena por apostar por esta formación.
Si en tu empresa también quieres que imparta una formación no dudes en dejar tu mensaje.