¿Para qué sirve la meditación?
Es una pregunta que muchas personas, de forma sincera se hacen al inicio de la práctica o cuando llevan algún tiempo de práctica y no sienten que estén consiguiendo lo que desean.
Meditar implica acercarse de forma sincera y sin juicios a explorar el interior de nuestra propia mente, para así, ir consiguiendo mayor comprensión de nuestra conducta, de nuestras emociones, de nuestros propios patrones de pensamiento.
Para meditar es necesaria una intención inicial motivada por la búsqueda, en muchas ocasiones de serenidad, de calma o de evasión incluso del exceso de ruido externo.
Para meditar, necesitamos en primer lugar desarrollar la capacidad de atención, y para ello tenemos que pensar en nuestro cerebro como si fuese un músculo que necesita entrenamiento para recuperar la fuerza natural, y ésto lo conseguimos a través de la práctica de mindfulness por ejemplo.
Cuando trabajas el músculo de la atención, éste se fortalece, y si en algún momento estuvo fortalecido y has perdido esta capacidad, entrenando, vuelves a recuperarlo.
Si como la mayoría de las personas de nuestro tiempo, te cuesta concentrarte, tienes dificultad de aprendizaje, pérdida de memoria, falta de atención, niebla mental, la práctica de la meditación te ayuda a ir adquiriendo esta capacidad.
Cualquiera que sea la motivación que te acerque a la meditación, será correcta.
A medida que meditas, seguramente las motivaciones vayan transformándose, cambiando, evolucionando o involucionando y te vas desprendiendo de objetivos que solo obstaculizan tu práctica.
Si estás demasiado enfocado en el resultado, esa actitud te llevará a la frustración rápidamente y como consecuencia de ella, comenzará el desánimo o la pelea interior para conseguir lo que buscas.
Puede que, pasado un tiempo de práctica, te puedas desprender de todas las motivaciones externas, y solo te sientes a meditar para seguir ganando en conciencia en todos los aspectos de tu vida.
Meditar lejos de lo que puedes pensar no lleva a la inacción. Sino que favorece la acción desde la conciencia.
¿Si medito no voy a enfadarme?
¿No voy a sentir emociones desestabilizantes, no me voy a sentir ofendido si me agredes?
Practicando la meditacón, voy a sentir todo tipo de emociones, y me voy a dar cuenta, me doy permiso para sentirlas y actuar de la forma que considere adecuada y proporcionada en función del momento y las circunstancias.
Conociendo y sabiendo de forma absolutamente clara que mis acciones y respuestas son mi responsabilidad, y que tienen consecuencia hacia mí y hacia los demás, y por eso debo ser cuidados@ y consciente con ellas para decidir qué quiero hacer, y cuándo quiero hacerlo.
Cada vez seré más capaz de tomar decisiones más serenas, más sopesadas y considerando todos los matices que pueda y no respondiendo de forma automática y dejándome arrastrar por todo lo que surge externa o internamente.
¿Para qué me sirve la meditación?
Meditar me ayuda a serenarme, me permite conocer hasta dónde alcanza en muchas ocasiones el problema, y a partir de dónde es el ego el responsable del desacuerdo.
A través de la práctica, soy capaz de darme cuenta cuando me acelero, hasta dónde son las demandas externas, y desde dónde es mi propia necesidad la que hace aún más exigentes dichas demandas.
Puedo decidir a qué demandas responder y a cuáles tengo que dejar pasar, desprenderme de la necesidad de responder a todo lo que surge.
Sabes, si practicas con constancia, cada vez irás descubriendo capas de ti que te darán más y más información que te ayuda a comprenderte y a no amargarte la existencia de forma casi automática.
Si además diriges equipos como dice Daniel Goleman,
“El líder desconectado de su mundo interno carece de timón, el indiferente a los sistemas mayores en los que se mueve está perdido, y el inconsciente ante el mundo interpersonal está ciego”
Esto es; ser consciente de tus emociones internas, «Autoconocimiento«, ser consciente del entorno en el que te encuentras y desarrollar la «Inteligencia interpersonal» a través de prestar atención a la interacción que estableces con las otras personas.
Cada una de estas tres modalidades de la atención puede ayudarnos a encontrar un equilibrio que nos ayude a tener una vida más satisfactoria
Y para invitarte a la reflexión, quiero compartir contigo este poema:
Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares.
Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos.
Fernando Pessoa
Medito, como dice el poema, para no quedarme al margen de mi misma ¿y tú?
Me encantará leer tus comentarios y si te gusta la propuesta puedes compartirla.
Namasté.
Accedí al mindfulness por un dolor crónico, enviada por la psiquiatra y encontré a Victoria , con la cual realice un curso individual de mindfulness y después grupal y con el que voy hacer ahora 7 .
Victoria es una gran profesional , gran comunicadora y siempre pte de todos , con una gran preparación , y si os habéis leído que es la meditación, y para que sirve , a mi me ayuda a calmarme , serenarme a la hora de expresar mis emociones , potenció mi atención , para poder concentrarme , y me ayuda tb a poder soportar un poco mejor el dolor .
Pero hago una práctica de entre 60 a 90 minutos diarios por la noche , respiraciones , meditación y relajación .
En mi caso para notar evolución necesito hacerla todos los días.
Yo ánimo a todo el mundo que esta pasando por un momento de cualquier tipo de estrés a practicar mindfulness o por lo menos , introducirte probando alguno , a mi uno solo no me valió de nada .
Esta es mi experiencia y la comparto por si alguien puede ayudarle.
Muchas gracias Aurora por compartir tu experiencia, que seguro podrá ayudar a muchas personas a tener una referencia.
Es un placer poder ayudarte con la práctica a generar una mejor relación con tu dolencia de dolor crónico.
Tu constancia es lo que facilita aún más los efectos beneficiosos de la práctica. Namaste