Cada día es más utilizado a nivel coloquial el término «Inteligencia Emocional«, ¿pero realmente sabemos de que se trata?
Para dar alguna noción básica a aquellos que no lo tengáis claro:
Pues bien, esta inteligencia emocional es la más buscada por las empresas en sus trabajadores, colaboradores y candidatos.
¿Por qué se busca esta competencia?
Porque es la que nos permite superar las dificultades, crear ambientes de trabajo agradables, expresar nuestras emociones sin perjudicar las de los que nos rodean, nos permiten además sobreponernos a los fracasos, a nuestras imperfecciones y a las de los demás.
En definitiva, nos permite permanecer en equilibrio emocional con nosotros mismos y con la sociedad y personas que nos rodean.
- «Las mujeres emocionalmente inteligentes tienden a ser enérgicas y a expresar sus sentimientos sin ambages, tienen una visión positiva de sí mismas y para ellas la vida siempre tiene un sentido. Al igual que ocurre con los hombres, suelen ser abiertas y sociables, expresan sus sentimientos adecuadamente (en lugar de entregarse a arranques emocionales de los que posteriormente tengan que lamentarse) y soportan bien la tensión. Su equilibrio social les permite hacer rápidamente nuevas amistades; se sienten lo bastante a gusto consigo mismas como para mostrarse alegres, espontáneas y abiertas a las experiencias sensuales. Y, a diferencia de lo que ocurre con el tipo puro de mujer con un elevado CI, raramente se sienten ansiosas, culpables o se ahogan en sus preocupaciones».(Fuente Wikipedia)
Y por qué traigo esto a colación en este post, pues bien os contaré el motivo:
Actualmente estoy realizando un curso para Directivas y Ejecutivas – Executivas de Galicia y dentro de una de las fases de este curso, muy interesante por cierto es realizar un test de Inteligencia Emocional para así poder tener un parámetro de auto evaluación, y conocer cuales son nuestras fortalezas y debilidades a nivel emocional.
Pues bien, una vez realizado este test el resultado me ha sorprendido: