Hace algunos días me encontré con una amiga y como en alguna ocasión coincidimos en proyectos laborales estuvimos poniéndonos al día de nuestras actividades y como ella también ha realizado el curso de Mindfulness para gestión de estrés salió el tema de las consecuencias que el estrés provoca en las organizaciones y que los integrantes o jefes de las mismas no son conscientes de sus efectos por lo imbuidos que están en su propia dinámica y ceguera sobre la imagen que su organización da a los clientes.
Hace años un cliente y amigo me comentó que había entrado en una empresa y que le dio la impresión de que tenía que pedirle perdón al empleado por molestarle interrumpiendo su trabajo con la compra, porque como me dijo «Tenía tal cara de perro que casi salgo sin comprar» y yo que conocía la empresa ya había percibido esta actitud también.
Pues hoy lo mismo, hablando con esta amiga y colega le comenté que había visitado varias veces una empresa que conozco y que todos los trabajadores con los que me crucé o a los cuales les pregunté algo estaban tan desconectados de la atención al cliente que cuando les preguntaba por algún compañero nadie sabía nada, y otros tenían tal cara de pocos amigos que si yo fuese un cliente desde luego no compraría ningún servicio porque las caras y las actitudes de los trabajadores desde luego no animaban a ello.
Este ambiente es producido sin duda por el estrés sostenido al cual están sometidos sus trabajadores y aunque la empresa efectivamente tiene un importante volumen de trabajo, éste no es puntual y algunos de sus trabajadores echan tantas horas allí que ya no saben cuando acaba la jornada.
El resultado es que se comenten más errores de los habituales, hay tanta desconexión entre los equipos de trabajo que cuando preguntas a uno por un compañero de la misma empresa no tiene idea de donde dirigirte para encontrarlo y lo que creo que como cliente es aún más grave te dejan plantado en la recepción y te dicen que le esperes que si quedaste con él ya vendrá.
«El estrés al final se transforma en ceguera colectiva dentro de la organización»
Y este no ver como funcionan internamente se traduce en cifras de 3 tipos:
1ª- Baja de rendimiento: por aumento en la frecuencia y en la gravedad de los errores; por aumento en bajas laborales; bajo nivel de productividad etc.
2ª- Disminución de volumen de venta, porque al fin y al cabo, el cliente compra donde se le trata de forma amable y atenta por encima de la diferencia de precio.
3ª – Pérdida de talento humano, porque los trabajadores llegado el momento ven que su salud se está minando y en cuanto pueden abandonan la empresa.
Ahora, mientras escribo este artículo me vino a la cabeza un cuento que leí hace años en el libro «Patologías de las organizaciones» de Javier Fernández Aguado que recomiendo encarecidamente a aquellos que quieran conocer las enfermedades más frecuentes y sus recomendaciones para remediarlas que decía algo como ésto:
«Una joven y activa mujer con claros síntomas de estrés visita a su médico y éste le recetó unos tranquilizantes para rebajar el nivel de tensión y le dice que vuelva en 2 semanas.
Cuando volvió a las 2 semanas el médico le preguntó:
— ¿Ha notado algún cambio?
A lo que ella le respondió:
–No, ninguno. Pero sí he observado que los demás parecen bastante más tranquilos»
Espero que no estéis en una organización con ceguera por estrés y de ser así hay 2 cosas entre otras muchas que podríais hacer:
1ª Pedir en vuestra empresa formación para aprender a gestionar el estrés.
2ª Contar vuestra experiencia a través de los comentarios ya que así todos podríamos empezar a ver aquello de lo que no nos damos cuenta cuanto estamos en una organización enferma por estrés.