Cuando hablamos de personas y su potencial, una de las primeras tareas que debemos realizar es averiguar cuál es nuestro valor añadido, qué es lo mejor de nosotros mismos para así poder ponerlo en valor y aportarlo a nuestro desarrollo personal y/o profesional.
¿Y cómo lo hacemos?
Existen muchas formas en función de a quién preguntemos, pero yo quiero acercaros a una práctica que cada día está teniendo mayor valoración desde el mundo científico para el autoconocimiento y es la práctica de “Mindfulness” o “Atención Plena”.
Para los que nunca hayáis oído esta palabra quisiera decir brevemente que Mindfulness es una técnica de meditación, que cada día más, prestigiosos investigadores como Jon Kabat-Zinn,Richard J. Davidson y otros, están avalando sus beneficios con infinidad de estudios médicos sobre los cambios que se producen a nivel cerebral y por consiguiente a nivel cognitivo y emocional en las personas que la practican.
Por mi experiencia y por los beneficios que su práctica aporta ya a millones de personas es por lo que os la propongo y para que podáis conocer un poco más en que consiste os diré cuáles son sus fundamentos.
Mindfulness se basa en los siguientes principios
La práctica de mindfulness nos permite desarrollar:
- Serenidad para la acción.
- Espacio para la creatividad.
- Inteligencia Emocional para la comunicación
Sus beneficios son:
- Facilitar una visión más equilibrada y con valores para asumir la responsabilidad que conlleva el liderazgo personal y de equipo.
- Desactivar nuestros automatismos y hábitos tóxicos, así como aliviar nuestro sufrimiento mental y emocional provocado por las emergencias y alteraciones de la vida.
- Mejorar la toma de decisiones: ya que se favorece la gestión y auto regulación emocional.
¿Cuál es mi experiencia sobre la práctica y sobre el efecto en mis emociones?
En una ocasión me hicieron una entrevista y me preguntaron si había notado algún cambio desde que empecé a practicar y sólo cuando respondí a esa pregunta fui consciente del cambio que se había producido.
Mi respuesta fue que desde que había empezado a practicar había vuelto a recuperar la risa; no la sonrisa, sino la risa espontánea y sincera que había perdido durante mucho tiempo y que debido a los niveles de estrés que me producía el trabajo había desaparecido.
Había dejado de tener un sueño reparador y me pasaba todo el tiempo con el trabajo en mi cabeza.
Seguía resolviendo problemas mientras comía, mientras dormía y mientras daba un paseo con mi hijo pequeño los fines de semana.
Es decir, todo el tiempo mi mente estaba conectada al trabajo y a resolver aquello que no era capaz de hacer en la jornada laboral.
Ahora, pasados los años de práctica, realice el trabajo que realice mi mente es absolutamente capaz de cambiar de un tema al otro sin seguir enganchada al tema anterior.
Ahora el tiempo da mucho más de sí porque cuando estoy realizando un trabajo o planificando y organizando un cronograma de trabajos posteriores mi mente está completamente centrada y la capacidad de visión clara del problema y de la solución brotan con facilidad.
No va la atención mental de un tema al otro saltando de manera confusa y sin capacidad resolutiva.
Ahora mi mente está en el momento presente, viviendo el instante en el que está y os puedo garantizar que la diversidad de tareas es ahora infinitamente mayor y más polifacética aún que la que tenía hace años.
Este cambio me ha permitido estar a gusto en cada tarea que realizo y me permite aceptar aquello que no puedo evitar que suceda (que por cierto son muchas cosas) sin crear emociones ni reacciones negativas y perjudiciales para mí y para los que me rodean.
“Nuestra realidad depende de la interpretación que hacemos de los acontecimientos agradables o desagradables que nos toca vivir en cada instante.”
Esta experiencia personal que os acabo de contar no es sólo mía, sino que casi todos los practicantes relatan un cambio similar en su forma de afrontar el devenir diario ya sea personal o profesional.
Éstas son algunas de las razones que están llevando a infinidad de empresas, universidades y escuela de negocios a enseñar Mindfulness y a los estudiantes y directivos a ponerla en práctica.
¿Te animas a profundizar un poco más en esta técnica y descubrir cuál es tu valor añadido?
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